Es verdad que cuando
entramos al mundo ana, convertimos a las calorías en nuestras enemigas, pero lo
cierto que es también ellas son el combustible para que sigamos con vida.
Si somos lo bastante
inteligentes podemos hacer una tregua con ellas, no solo se trata de restringir
su consumo sino, tener en cuenta la fuente de las mismas ¿por qué es importante
esto? Depende de la fuente de donde provengan las calorías podemos saber si
tienen mayor posibilidad de ser quemadas además de que el alimento nos nutra de
alguna manera o si serán vilmente
almacenadas en depósitos de grasa.
Pondré una
comparación sencilla, hay unas frituras en porción pequeña que tienen 100 kcal,
una lata de atún también contiene 100 kcal aproximadamente, si te comes la
bolsa de frituras, lo único que habrás comido son carbohidratos de mala calidad
y grasa, es obvio que si no los quemas van directo a almacenarse, en cambio, si
te comes la lata de atún, todos sabemos que el pescado contiene proteínas de la
mejor calidad, contiene ácidos esenciales como el omega, además de otros
preciosos nutrientes que ayudarán a tu cuerpo a mantenerse sano, a renovar tus
células y seguir quemando calorías, no te preocupes por el “mercurio” el
resbala en tu sistema digestivo (eso me lo dijo un médico). A esto me refiero
con saber elegir la fuente de las calorías, hay incluso alimentos que al
comerlos, ocupamos más calorías del cuerpo en digerirlos que lo que nos
aportaron al consumirlos, a esto se le llaman calorías negativas.
Cuando vayas a comer
no solo pienses en las calorías que te estás comiendo, sino, en si ese alimento
que elegiste te va a proporcionar algún nutriente útil (que estos te ayudan a
que sigas quemando) o solo lo vas a almacenar por ser comida basura.
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